Es cómo una fábula del siglo XXI, con moraleja pero sin animales solamente un hombre, un sacapuntas y un lapicero.
Esta noticia
llamó mi atención hace unos días y quise compartir con vosotros mis
impresiones, o quizás mi lectura personal de toda esta historia real, con
nombre y apellidos.
Primero vamos
con la historia....
El titular
era
"Un hombre se gana la vida sacando punta a
los lápices"
...¿extraño verdad?
David Thomas
Rees era, y es todavía, un dibujante de viñetas humorísticas para periódicos y
webs de información de Estados Unidos, incluso llegó a ser relativamente
conocido por su serie sobre la guerra contra el terrorismo que EEUU inició tras
el ataque contra las Torres Gemelas. A pesar de sus publicaciones en revistas
como "Rolling Stone", "GQ", "The Nation" o
"Harper's Bazaar" (todas ellas de mucho prestigio en su país) su
carrera no terminaba de consolidarse.
Un día, en
2010, decidió dar un rumbo distinto a su vida y lo dejó todo para lanzar un
negocio de "Afilado artesanal de lápices".
Según sus
propias palabras y reflejadas en su página web:
"Pensé
que si pudiera encontrar la manera de recibir dinero por afilar lápices, yo
sería feliz"
Pues dicho y
hecho, y además así de sencillo, tal cual estáis leyendo aquí, porque David se
gana la vida sacando punta a lápices y actualmente cuenta ya con casi 2.000
clientes repartidos por todo el mundo. Se ha convertido a sí mismo en el primer
afilador profesional de lapiceros del planeta.
¿Y
cómo funciona este negocio tan innovador, esta simple inspiración?
El cliente
envía los lapiceros a David, el les saca punta de forma artesanal (como le
gusta decir) y los devuelve junto a una bolsa donde previamente ha guardado las
virutas sobrantes, también envía un certificado de "auténtico afilado
artesanal". También asegura que sus lápices se pueden tirar contra la
pared, y que no se romperá ni un nanogramo del grafito.
Unos
tendréis la boca abierta, otros una sonrisa de medio lado y el resto se echarán
las manos a la cabeza...... porque el precio del trabajo que realiza es de 35
dólares. Pero también ofrece el llamado pack de "edición limitada",
que incluye un grabado suyo junto en cada lápiz afilado, y este tiene un valor
de 60 dólares.
En Estados
Unidos se le llama "El hombre que susurra a los lapiceros" y
por si todo esto os parece poco todavía os queda saber que acaba de publicar la
primera edición de su libro "Cómo afilar lápices", en el que cuenta
todos sus secretos de trabajo, y ha resultado todo un éxito de ventas en
Amazon, incluso ha recibido críticas muy positivas en revistas de gran
reputación como "New Yorker".
Realmente el
propio David admite que su negocio tuvo un comienzo medio en broma medio en
serio, pero reconoce que sus propios clientes ya no ven los lápices como un
instrumento de dibujo, sino como una obra de arte..... porque son los propios
clientes los que han conseguido darle crédito a su negocio.
![]() |
Certificado y virutas para el cliente |
Su motivación
entre bromas en una entrevista: "La única motivación para empezar este
negocio era la de conseguir que la gente vuelva a apreciar los lápices
amarillos del número 2, que son muy chulos e interesantes" -añadiendo más
tarde, siempre en tono irónico- "es un negocio en el que se ganan
toneladas de dinero"
Muchos estaréis
pensando que os parece una solemne tontería, que hay que estar bien loco y
pagar para que alguien afile tus lapiceros, comentarios como estos se repiten
en la red. Pero la cuestión más importante va mucho más lejos, porque la única
lectura importante que se podría sacar de toda esta historia, a mi entender tan
increíble como fascinante, es que.....
Absolutamente
todo es posible, si existe un sueño el germen para su realización está ahí,
esperando para su puesta en marcha cuando tu decidas presionar el botón del
"Yo puedo, yo
se, lo haré". El resto es la confianza, el permitirte a ti mismo la
posibilidad por absurda que pueda parecer, por muy criticada que pueda ser,
porque siempre ha existido una primera vez para todo y porque las opciones son
tantas como mentes pensantes pueblan el planeta.
Cuando alguien
dice "eso no es posible" "eso es una tontería" "con
eso no ganarás dinero" "nadie lo hizo nunca porque no se puede
hacer" "a nadie le va a interesar lo que tu tienes que
ofrecer".... la réplica correcta sería algo así como:
¿De verdad?
¡¡¡¡Venga ya!!!! Que una persona, o diez o cien, piensen que algo no es posible
no es razón suficiente para no intentar hacerlo pues ellos basan su opinión en
cosas pasadas, en realidades ya plasmadas por otros y no en un infinito de
potenciales posibilidades todavía por crear, falta imaginación entonces.
David ofrece un
servicio y, por descabellado que parezca, hay miles de personas que lo aprecian
hasta el punto de solicitarlo una y otra vez, le dan valor a su trabajo y se
siente afortunados de poder usarlo siempre que desean. Quizás todo esto tiene
cierto punto de esnobismo, pero también lo son muchas otras cosas y muchos
otros servicios por los que pagamos pudiendo hacerlo nosotros mismos.
¿Que hubiera
ocurrido si Mark Zuckerberg, creador de Facebook, hubiera escuchado los
consejos que le decían que su idea era absurda pues existía el teléfono? ¿O si Alex
Tew no hubiera confiado en su visión de las cosas?.... pues que nunca
habría ganado un millón de dólares al vender uno a uno todos los píxeles de su
pagina web como escaparate publicitario (puedes verlo en este enlace: La página del millón de dólares
Y así os podría
poner cientos de ejemplos de personas que confiaron en un sueño, una idea, una
nueva forma de ver las cosas. Pero todas ellas tienen algo en común:
El único
crédito que les importó es el que ellos mismo se dieron, y haciendo oídos
sordos a consejos y recomendaciones siguieron adelante. Además todo lo
que pueda ser imaginado tiene su posible expresión material, todo.
"Primero está en tu mente, luego en tu corazón y después en
tu presente"
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